Abstract:
|
La evaluación y acreditación de la calidad ha pasado de ser una recomendación teórica a una política efectivamente implementada en América Latina, al igual que en otras regiones del mundo. Un rasgo interesante en la mayoría de los países de la región es el énfasis que se ha puesto en el desarrollo de una “cultura de la evaluación” en las propias instituciones de educación superior, lo que confiere a los procesos evaluativos un rol estratégico para el futuro de este nivel educativo. Existen algunas indicaciones de que la evaluación de la calidad ha ido transformándose de un concepto elitista y centrado en la excelencia, en uno que, manteniendo la rigurosidad en la evaluación, privilegia la pertinencia y la capacidad de las instituciones de educación superior para dar respuesta a los desafíos que enfrentan en un contexto de masificación y diversificación. La preocupación institucional por la autoevaluación , como así también las nuevas acreditaciones como es el caso de los profesorados que ponen resistencias a la mirada externa, tanto en la definición de criterios como en los procesos evaluativos ponen en evidencia que es necesario promover la innovación responsable frente a estas nuevas regulaciones, para que sean mecanismos no sólo de control o garantía externa de calidad, sino de promoción y fomento de procesos de mejora continua, tanto en calidad como en pertinencia. |